Empecemos por el principio: yo, igual que muchísimas personas en el mundo he estado ahí. Comprendo de primera mano qué son las relaciones «casi algo» y cómo funcionan. Quédate conmigo y te voy a contar por qué no las satanizo.
Si bien es cierto que no todas las relaciones necesitan un nombre, también lo es que cuando estamos en una conexión indefinida, surgen preguntas difíciles de ignorar. ¿Qué somos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Es esto suficiente para mí?
Y es que as relaciones «casi algo» nos colocan en un limbo entre lo es y lo que puede ser, y muchas veces sin ninguna pena nos arrojan al mar profundo de lo incierto.
Aunque son relaciones emocionantes porque rompen con lo convencional, pero también pueden ser agotadoras si no sabemos cómo manejarlas.
En este artículo, exploraremos por qué estas relaciones nos atraen, qué nos enseñan y cómo podemos vivirlas cuidando de nuestro bienestar.
Seamos justos: hay cierta belleza en lo único y lo incierto
Las relaciones de pareja tradicionales tienen un esquema muy rígido y claro que seguramente tienes presente: se conocen, se gustan, empiezan a salir sin compromiso, formalizan como pareja, conocen a las familias, luego viven juntos o se casan, vienen los hijos y el felices para siempre. Esto es lo que llamamos escalera relacional: el mandato social (que se termina volviendo parte de nuestras creencias) nos va empujando a subir y subir en automático y sin cuestionarnos en intimidad y fusión con la pareja.
Aparece entonces el culto anual de las fotos de Navidad en que le muestras al mundo en Instagram que tienes la dicha de convivir con tu media naranja, la persona que causa de tus sonrisas y consuela tus fracasos, la que llena tus necesidades a la medida: tu otra mitad.
Sin embargo hay algo fascinante en una conexión que no sigue las reglas tradicionales ni se sube en la escalera eléctrica relacional. Nos ofrece libertad, emoción y, muchas veces, la ilusión de lo que puede ser.
Pero, ¿por qué nos enganchamos tanto? Yo veo tres motivos:
- La libertad de no tener un nombre
Un «casi algo» te permite disfrutar de una conexión sin las expectativas sociales de una relación formal. No hay etiquetas, solo momentos compartidos. - La adrenalina de lo incierto
En estas relaciones, cada gesto, mensaje o encuentro se siente lleno de significado, como no das nada por sentado y por merecido cada detalle es significativo. La falta de certeza añade intensidad emocional. - La ilusión del futuro
Un «casi algo» deja espacio para imaginar lo que podría ser. Vivimos en la posibilidad, más que en la realidad.
Y quiero explicartelo mejor desde la ciencia de la conducta: hay un fenómeno altamente estudiado y comprobado que se conoce como refuerzo intermitente que explica por qué nos enganchamos tanto a situaciones como las relaciones «casi algo».
Cuando eso que nos dan como premio, o sea las recompensas (o refuerzos), no es constante ni predecible; ocurre de forma ocasional o aleatoria, sucede que se crea un vínculo emocional más fuerte porque:
- La recompensa se siente más valiosa:
- Al no saber cuándo llegará (un mensaje, un gesto cariñoso, una muestra de atención), cada vez que sucede se percibe como especial y significativo.
- Aumenta el esfuerzo y la atención:
- Sabemos que la recompensa puede llegar en cualquier momento, así que invertimos más tiempo, energía y emociones, esperando ese «próximo momento especial».
- Genera una sensación de incertidumbre emocionante:
- El no saber qué pasará crea una montaña rusa emocional que nos engancha, incluso si a veces nos genera frustración.
En las relaciones «casi algo», la mezcla de atención y distancia actúa como un refuerzo intermitente, manteniéndonos conectados emocionalmente, aunque no siempre obtengamos lo que queremos.
Entonces aparece lo complejo…
El problema con las relaciones «casi algo» es que no siempre sabemos cómo manejarlas. Lo que empieza como libertad puede convertirse en desgaste emocional cuando nuestra mente se llena de preguntas como:
- «¿Qué siente realmente la otra persona?»
- «¿Estoy invirtiendo demasiado en algo que no tiene futuro?»
- «¿Esto me está haciendo bien o estoy dejando de lado mis necesidades?»
Esta incertidumbre puede llevarnos a cuestionar nuestro propio valor y a perder de vista lo que realmente queremos.
¿Cuál es el problema?
El problema es, en mi opinión, que en nuestra mente solo tenemos dos categorias: pareja y amigos. Y un único marco referencial para el amor: el amor romantico.
Una relación «casi algo» siempre se verá como incompleta si la comparamos con las relaciones romanticas tipo Disney. Y cualquier cuidado y atención que acuerden ambas partes se veran como migajas cuando las comparamos con las fotos perfectas de Navidad que ponen tus amigos en Instagram.
Además, el no tener una etiqueta se vuelve excusa para muchas personas que no quieren definir sus compromiso. Y esto no tiene por qué ser así, es posible definir con claridad qué interacciones y cuidados se quieren compartir en cada relación, sacando del mar de la incertidumbre a cualquiera que se este ahogando entre sus olas.
Cómo Vivir un «Casi Algo» sin Perderte
Las relaciones «casi algo» no tienen un manual, pero eso no significa que no puedas vivirlas con consciencia y cuidado emocional. Aquí hay algunas claves:
- Define tus propios límites
Antes de profundizar en la conexión, pregúntate:- ¿Qué espero de esta relación? Escríbelo!¿Por cuánto tiempo estoy dispuesta/o a seguir sin una definición clara?
- Sé honesta/o contigo
Una relación «casi algo» puede ser hermosa, pero no debes ignorar tus propias emociones. Si algo te incomoda, reflexiona:- ¿Es esta relación un espacio seguro para expresar lo que estoy sintiendo?
- ¿Estoy priorizando mis necesidades o las de la otra persona?
- Vive el presente sin obsesionarte con el futuro
De nada sirve que tengan acuerdos claros de lo que quieren compartir si tu diariamente sigues imaginando una realidad para la que la otra persona no tiene disponibilidad. Quedate en el presente, en lo que puedes ver, es real y consistente. - Mantén tu individualidad
Es fácil perderse en una relación cuando todo gira en torno a ella, la fusión de identidades, amistades y espacios compartidos es típica del amor romantico. Dedica tiempo a tus amigos, proyectos y pasatiempos. Recuerda: una relación debe sumar a tu vida, no ser su centro absoluto. - La duración de una relación no indica su valor.
- Explora otras tipos de amor, como el amor compañero.
Cuando el «Casi Algo» Termina
No todas las conexiones necesitan un final feliz para ser significativas. Si un «casi algo» termina, aquí tienes algunas reflexiones para procesarlo:
- Reconoce el Valor de la Experiencia
Cada relación, incluso las no definidas, nos enseña algo sobre lo que queremos y lo que no. - Permítete Sentir
Es normal sentir tristeza o frustración. Date permiso para procesar tus emociones sin juzgarte. - Aprende para el Futuro
Usa esta experiencia para definir qué buscas en tus próximas relaciones. No es un fracaso, es claridad.
Reflexiona: qué es eso que para ti hace que una relación exista, que se vuelva «algo» y no «casi algo»?
Será que es posible darle un lugar a relaciones significativas que no siguen el patrón del amor romántico? Si tu respuesta es no, a mí me parece válida. Pero, tal vez, este tipo de relación no sea la más apropiada para ti.
Las relaciones «casi algo» muchas veces nos invitan a navegar en lo incierto, a encontrar belleza en lo que no cabe en el estándar de las relaciones amorosas tradicionales. Pero también nos recuerdan que, al final del día, lo más importante no es lo que la otra persona siente o decide, sino cómo cuidamos de nosotros mismos en el proceso.
Tienes preguntas? Este tema apenas empeiza! Déjame tus preguntas y comentarios y con gusto ampliaré en próximos posts!